La demanda de profesionales que sepan conectar, impactar y comunicarse con las personas aumenta drásticamente.
Érase una vez en una organización no tan lejana….
“Ufff… otra vez una presentación eterna de datos inertes”
“¿Para qué quiere que vaya si tengo cartón lleno con mil cosas?”
“¡Otro curso! ¡Tierra trágame, no quiero pasar por esta tortura otra vez!”
“¿Qué hice yo para merecer esto?”
¿Cuántas veces fuimos convocados a cursos/talleres/webinars en los que estamos más tentados a repasar los pendientes de nuestro escritorio que a prestar atención?
Si bien generar una capacitación atractiva y a la vez didáctica tiene su arte, no es necesario ser un Picasso, aunque sí cuidar algunos detalles para que nuestra audiencia no solo pueda mantenerse despierta sino más aún… ¡interesada! Lo principal es movilizar a las personas hacia algún punto, ya sea una conclusión, una toma de decisión o a acciones.
De alguna manera, lo que necesitamos es interesar o persuadir.
No queda duda de que con la implantación del trabajo a distancia y la velocidad de los cambios en el mundo, la capacidad de generar ese interés en la gente es una habilidad cada vez más buscada en el mercado.
La demanda de profesionales que sepan conectar, impactar y comunicarse con las personas en ambientes diversos (presencial, híbrido, online) aumenta drásticamente. En Whalecom, atentos a esto, comenzamos un proceso de readecuación de la forma en la que diseñamos y facilitamos todas nuestras intervenciones.
Nos preguntamos: ¿es posible desarrollar este tipo de habilidades? ¿O el éxito en la facilitación es algo destinado a las personas con talento natural, que tuvieron el privilegio de nacer con el don de la oratoria y el carisma?
Aprendemos a enseñar utilizando el proceso pedagógico que funciona muy bien para los niños. Pero los adultos aprenden de forma diferente.
Conocer los principios de la Andragogía es fundamental para lograr el éxito en procesos de formación de adultos, sea en el entorno virtual o presencial. Es un concepto desarrollado para procesos de enseñanza que también funciona muy bien en reuniones, presentaciones y hasta para liderazgo de equipos. Los adultos buscamos siempre oportunidades de participar, aprender y crecer.
La característica fundamental de esta formación para adultos consiste en encontrar la forma de resolver las situaciones cotidianas y a veces complejas, organizando el aprendizaje o lo aprendido en torno a la dificultad o problema para lograr de este modo las metas y competencias deseadas, alcanzando los valores y las actitudes positivas, porque el secreto de este avance es que el adulto aprende porque quiere y no porque debe. Entonces, ¿cuáles deben ser las nuevas didácticas a proponer para que las metas estén alineadas con los vehículos seleccionados por el facilitador?
Ya sea una exposición comercial o de resultados, el primer paso es la definición de un “para qué”: el propósito. Es decir, tener muy en claro qué es lo que quiero que ocurra al finalizar. Mientras más concreto sea este primer punto, más fácil será ordenar y diseñar la manera en la que la información debe ser presentada para el mayor impacto.
¿Cuál es la mejor manera de presentar la información? Aquí algunos tips que aplican a todos los segmentos:
– Un buen presentador debe ser un buen “storyteller”. Escuchar “historias” permite identificarnos con la situación e impulsar el compromiso emocional.
– El cerebro se “enciende” cuando el lenguaje utilizado es simple, claro y graficable, mientras que se apaga cuando es complejo y demasiado técnico.
– Los niveles de atención mediante dispositivos virtuales tienden a decaer a los 15 minutos de interacción si no hay dinamismo en la estructura de la presentación. Es conveniente alternar los tipos de información con imágenes, breves textos en letras claras y legibles, preguntas abiertas hacia la audiencia, videos cortos y de alto impacto, animaciones de pantalla sutiles y dinámicas.
– No extender un bloque más de 30/40 minutos sin hacer en medio un alto para chequear si existen dudas o preguntas y realizar alguna dinámica ágil como una Estructura Liberadora o combinaciones donde se complementen propuestas del tipo “Pomodoro”, que constan de una breve interrupción activa de no más de un minuto donde se propone desde estiramientos corporales hasta algún juego interactivo.
La nueva didáctica requiere, en definitiva, de una constante experimentación a partir de cuyos resultados podamos ir realizando ajustes poco a poco para llegar así a la propuesta óptima para cada cliente o grupo.